miércoles, 11 de septiembre de 2013

Ni egoísmos ni  filantropias, ni Eva ni Lilith, ni casta ni mundana....

Parece que la libertad es posible si se acaba con la creencia.

Lecciones: De cómo se supone que debería ser el hombre.





Dicen que los que hacen las cosas bien, van al cielo. 





Los que no, arden en el infierno de las pasiones y como castigo los abraza el instinto desaforado de su condición humana (algo así como hervir en el propio jugo.)
Es que de la manzana a la Inquisición solo hay un paso.

Lo cierto es que la reflexión del infierno me dejó por fuera de cualquier opción: el Paraíso suena aburrido y el infierno, tan inhumano. El primero tan lleno de palabras, y el otro, tan en silencio. (Parece que lo malo siempre es de calladito)

Al final todo da lo mismo, de un lado o del otro,  todo es la eterna lucha por encontrar un lugar en el mundo.
¿Ser la bella o la bestia? He aquí la cuestión...

Pues bien, si esas son las opciones:
Yo voy a quemarme en la hoguera, voy a navegar el Leteo, voy a dividir los mares, a freírme en el infierno, a tocar el arpa y  a donar el averno a todos.
Para bien o para mal. Total, en definitiva, es lo mismo.
Así me evito elegir de qué lado estar, que de tanto estar en el medio, la mayoría del tiempo, no sé dónde ponerme.