- Para estar bien- digo.
- No me hacen nada.¿No ves?-
- Vos no te hagas la piola, mirá que Todo lo decide el de Arriba.
La tía sonríe, pícara, con sus 90. Hace un breve silencio y dice:
- Vos, cuando esté en el cajón, vení despacito con una aguja y pinchame los pies- me mira, cómplice- no vaya a ser que me entierren viva.
Y nos morimos, pero de risa.
Mujeres amorosas se llevan bien, qué más puedo decir!
ResponderEliminarY al morirse de risa, ninguna le pudo pinchar los pies a la otra! Mónica
ResponderEliminarPor suerte existe la risa, que también une y acerca!!! Moni qué alegría verte pasar por acá!
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