Un ciego vestido de gaucho tocó el acordeón en el subte. Sólo un tema. Se oía bajito, como si no viera.
Después la gente le puso unos centavos en su lata y las monedas caían como deseos. El ciego a cada sonido agradecía diciendo: "En esta vida estamos para divertir, y si no ¿para qué? Para hacer reír."
Parece que sabe algo que no se ve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario