jueves, 4 de julio de 2013

De buenos aires y otras yerbas

Ayer escuché que  Buenos Aires era una de las ciudades donde originariamente  la contaminación no podía concentrarse.
 El virreinato y sus Buenos Vientos, la apertura al mundo y la enorme densidad de tierra libre le dieron su origen a la "Gran aldea"y dio a luz al "Martín fierro", dueño y señor de las Pampas. 
Pasa que así como al gaucho le alambraron los campos, desde hace unos años, a nosotros, nos alambraron las plazas. Día a día vemos cómo nos van cerrando "los lugares públicos" a fuerza de enrejados.
¿Adentro o afuera? Y se va la  pregunta...
Y es que hay que ser muy "gaucho", para ver la contradicción que es parte de nuestro fuero: "Libertad, libertad, libertad", y al grito sagrado le cierran las fronteras.

Igual, hoy voy a hablar de las plazas, esos antiguos lugares "abiertos" a la recreación y al juego.

La de la foto, no es la Baticueva. Es la casa del Guarda Plaza, real, y ahora casi un museo de mi barrio.
De chica, esta imagen era algo conocido para todos.
El tipo traía siempre una bolsa en la mano. Daba algo de miedo, por esa asociación con "el hombre de la bolsa", (y ahora con el portero, Brrrrr),  pero, la verdad es que  nos res- guardaba, o nos guardaba de nosotros mismos, ya que su función era la de ver que  todos cuidáramos lo que es de todos.
He visto que aún se conservan en otros países estas costumbres que son útiles para el desarrollo y la armonía de los parques y ciudadanos.
Acá no. Acá encerramos los espacios libres.
Si antes modificábamos el medio para vivir, ahora lo hacemos para "guardarnos" de nuestras  propias malas "costumbres".
Parece que, con el mismo comportamiento social con el que somos capaces de decir, buenos días¿cómo va?, ese que te hace saludar a la vecina, somos capaces de robar, saquear, quedar fuera de toda ley y de toda palabra. Pobre Guarda Parque, sin normas que se respeten, no le quedó otra que abandonar la cueva y dejarnos atrapados, sin guarda y sin ley. (Algo de Batman tenía, no?)
De todos modos, no se preocupen, por suerte, dijo Darwing, que el hombre sobrevive y se adapta. Seguro, uno de estos días también me voy a olvidar lo de las rejas, total, qué hace un olvido más...
Igual, hoy voy a ver si busco en Google, por qué una ciudad abierta al Río se priva de aquello que le dio el nombre.
Seguro que me da la respuesta. 

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