martes, 23 de julio de 2013

De otros tiempos

"¿Te acordás hermano, qué tiempos aquellos!
 Eran otros hombres más hombres, los nuestros.
 No se conocía coco ni morfina.
 Los muchachos de antes no usaban gomina"
                                            Tiempos viejos, 1926, Manuel Romero.


Silbando  me vino esta estrofa antigua que cantaba mi papá. 
Creo que extraño cuando salía a la calle y nos podíamos quedar hasta la madrugada en la plaza con los pibes de la cuadra, en las hamacas, hablando de cualquier cosa, sin miedo a que algo "pudiera pasar".

Días atrás estaba en la computadora cuando de pronto me levanté, bajé la escalera muy apurada, fui al cuarto de mi hijo, y, por favor, le dije, mandale un mensaje a tu hermana, a ver dónde está, que no es hora de estar en la calle.

Eran las 20,30 hs. Mi hija suele dibujar al aire libre, pero ya bajando el sol, no me quedo tranquila. 
Media hora después de mi mensaje,  me llama ella por teléfono:
          - Quedate tranquila má, te hablo del celular de un amigo, me acaban de robar. Yo estoy bien.- 

Son esos momentos en los que me es difícil decidir si reprocharle o abrazarla.  Sólo de saber que estuvo expuesta y que por un celular pudo perder algo más importante, pierdo el eje 
Me escuché a mí misma diciendo: - Venís inmediatamente a casa, no sé qué haces en la plaza a esta hora.- como si fuera la madrugada o no pudiera pasar lo mismo a plena luz del día. Aun peor, cómo si ella tuviera la culpa de haber sido robada, lo cuál es la lógica del absurdo total.
Lo cierto es que parece que  mi tono del miedo es dar  indicaciones.

Al llegar me contó que en un segundo la amenazaron, le dijeron que les diera lo que tenía. Lo increíble fue que justo en el momento en que le sacaban el celular, le estaba entrando el mensaje nuestro. A ella la estaban robando, y nosotros la estábamos buscando. 
Yo no sé, pero el instinto es el instinto. 

No es el robo del celular lo que me preocupa, sino el robo de una época donde hacer la propia historia. Extraño esa posibilidad de pasear libremente, sin agregarle a la vida   "extras" que no enriquecen su humanidad.

2 comentarios:

  1. Excelente nota. No hay mejor manera de plasmar el sentimiento que genera la modernidad. Es muy extraño vivir así y muy feo también. Los de mi generación (que nacimos en los 90') estamos muy acostumbrados a cuidarnos, a ver la gente al caminar, a juzgar enseguida y tomar decisiones como salir corriendo cada vez que pensamos "pucha, este pibe de gorrita me roba".
    Estamos demasiado acostumbrados, es cotidiano y eso es lo más terrible. Además, ¿quién no es egoísta cuando hay tanto peligro? ¿Cuando el que te roba trae un arma y los demás como máximo traemos un gas pimienta? Después dicen que la sociedad está dividida.

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  2. La pregunta que me hago es, ¿qué se roba cuando se roba? y no busco respuestas desde lo filosófico o lo psi -desde donde podría aventurarme con alguna seudo explicación-; ni tampoco desde la sociología o la política. Mas bien, me lo pregunto desde otro lado...Si hacerle mal a alguien, conlleva tanto o menos esfuerzo aún que hacerle bien...
    Mi tono del miedo también suele ser dar indicaciones, pero mi tristeza, siempre, siempre me lleva a preguntarme...¿¿que nos pasa??
    Gracias Grace por poner palabras, JUSTO, donde más hacen falta...

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