jueves, 8 de agosto de 2013

Cualidades del hombre feo.


Hoy pensaba en la lista de hombres que conocí y las estrategias de seducción a las que fui invitada.
Recuerdo como anécdota de lo absurdo, el pibe lindo que me trajo un reloj de pulsera como propuesta para iniciar una relación, sin invitarme a conocerlo. O de ese otro candidato, también lindo, que me sometió a la prueba de "una carrera" sólo porque él calzaba Adidas y yo no.
Pensó que si podía comprar una zapatilla de marca, era un ganador de mujeres.
Probablemente sea desde entonces, que me llama más la atención un hombre cualquiera que un sujeto lleno de músculos con una cara bonita.

Y así fue que el otro día  llegué a la cuenta que no he salido nunca con un lindo y, lo bueno de eso, es que no me importa.
El titular de esta nota podría ser:  Señores: yo miro feos. 
Ustedes dirán, bueno, los que te cruzaste no eran lindos sino tarados, pero es que a mí el combo lindo siempre se me asoció con algo de tontería.
De mi experiencia, concluyen estas humildes observaciones que tienen como finalidad sostener la  hipótesis que las estrategias del  lindo no le llegan a los talones a las del no agraciado. 

Sobre la necesidad de separar la belleza de los feos de la de los lindos: 

El feo está acostumbrado a serlo. De chico fue discriminado, burlado, hazme reír de todos sus compañeros y chivo expiatorio de los miserables del grado. Con suerte, si sobrevivió a la infancia, esta rara capacidad lo hizo simpático, observador, y sobre todo, persistente.
Mientras va sufriendo, el feo va ganando personalidad.

El  lindo en cambio, no se esfuerza: hace de lindo. No sabe lo que quiere, se aburre pronto, y en todos los casos, busca ser el lindo. Es su trabajo.

El feo la rema: se hace amigo de todas las chicas y es el consultor de corazones rotos. Así aprende a escuchar, a acompañar, a querer.  De cada fracaso toma una decisión que apunta cada vez más alto. Persiste en lo que quiere y lo conserva.
El feo sabe lo que quiere.

Así llegamos a la competencia lindo - feo, un clásico de las novelas y los cuentos, y es que en el fondo, los lindos  no saben cómo en esa competencia consiguen, los segundos, a las mejores chicas.
Dice la leyenda que así surgió el lema "billetera mata galán", refrán dicho por un lindo que no tenía idea de cómo entregarse a una mujer.
Y es que el feo es un Cirano que sabe de fantasía y que subsistió a base de inventar historias, se aventuró a ser más, y siempre,  siempre, quiso ir lejos.

Llegamos al final: El feo, como el patito, viene de los cuentos de hadas. Como sucede ahí, a lo último surge la magia que le transforma la vida y lo convierte en cisne. Y lo mejor es que lo comparte. Sostiene el deseo, insiste, es generoso. Por eso Shrek es tan lindo: se muestra tal cuál es, no esconde sus miserias, y está repleto de recursos. 
Y es que para mí, el lindo es un mal final. Por eso en los relatos de príncipes, una vez que consiguen a la princesa, jamás te cuentan cómo sigue. Aunque estoy segura de que él contrató un personal trainer y llenó el castillo de espejos.
Mientras él se mira, ella se busca un feo.

1 comentario:

  1. En el libro, LA PRINCESA QUE CREÍA EN LOS CUENTOS DE HADAS....el príncipe que al principio era un encantador muchacho se casa con la princesa y deja de serlo, ella comienza un camino donde va descubriendo la diferencia entre la ilusión y la realidad....lo cotidiano de vivir...

    MUY BUENOOO AMIGA

    ResponderEliminar