lunes, 8 de diciembre de 2014

Diario de viaje: Morelia y un callejón para el amor.

Morelia, México, leyenda

Existe en México una calle angosta de piedras grandes, un estrecho pasaje de sólo dos cuadras en cuyo centro se levanta una antigua fuente de agua clara.
A veces llamada Calle del beso, otras, Callejón del romance, todo sea por nombrar un sitio donde el amor es un acto de fe.



Cuenta la leyenda que los enamorados van allí a sellar su amor con un candado.
Lo abrochan a una reja y al salir tiran la llave. 

Dicen  que en ese callejón, el compromiso no tiene fecha de vencimiento, que el amor se firma con un beso, (que en asuntos del corazón vale más que la sangre), y el código así sellado dura la Eternidad.











Hay en el mundo otros lugares donde dejar atado el amor, pero dicen que ninguno se le parece.

Cuentan los que fueron, que al entrar los relojes se detienen, y sólo al salir vuelven a andar,  y que  
el Día de los Muertos se los puede ver caminando entre la gente, como sombras inseparables que vagan de la mano, almas en gracia ( sin pena).


Hay gente que no se acerca, se persignan y piden como deseo nunca desear entrar. 
Ellos no creen en fantasmas (tampoco saben amar.)

Los que se enamoraron saben que del callejón
Aconsejan entrar con el corazón abierto y dejarlo perdido sin regresar a buscarlo jamás.

En Buenos Aires comienzan a verse los primeros candados en el Rosedal.



Si van, lean bien los carteles

Enamoradizos abstenerse. 
El castigo es el amor del que dura para siempre.

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